Las primas de riesgo de España e Italia se recuperan y la Bolsa rebota levemente tras el plan del BCE

El bono español e italiano y las Bolsas necesitaban algo a lo que asirse para salir del oscuro túnel en el que están inmersos desde hace semanas. Y parecen haber encontrado ese algo, al menos temporalmente, en el multimillonario plan de compra de activos anunciado a última hora del miércoles por del Banco Central Europeo (BCE). La rentabilidad exigida al bono español a 10 años, el de referencia en el mercado de deuda, cae este jueves a plomo: más de 38 puntos básicos, hasta situarla nuevamente por debajo de la barrera del 1%. Eso deja la prima de riesgo en 121 puntos básicos, 24 menos que a cierre del miércoles. El descenso es aún mayor en el caso de la deuda italiana a 10 años, que cae en más de 87 puntos básicos de una tacada: una buena noticia para las arcas públicas en un momento en el que tendrán que hacer frente a una avalancha de nuevo gasto público para reactivar la maquinaria y salir del agujero económico que ya está abriendo la epidemia.
Las Bolsas, por su parte, amanecen en verde. Aunque con más ánimo que fuerza, el Ibex lograba mantenerse en positivo tres horas después de la apertura, aunque perdía algo de fuelle respecto al toque de campana. El movimiento del BCE es un balón de oxígeno en plena tormenta, pero absolutamente insuficiente por sí solo para recuperar siquiera mínimamente parte de lo perdido en el último mes, en el que el selectivo español retrocede alrededor del 35% por la sima que el virus causará en el tejido productivo. Y el petróleo, tras el enésimo descalabro sufrido este miércoles, rebota un 6% a pesar de que el enorme desequilibrio entre oferta —con Arabia Saudí y Rusia abriendo el grifo en plena guerra de precios— y demanda —en mínimos por el confinamiento en Europa y EE UU— se mantiene sin ningún cambio de calado respecto a días anteriores.
Los más beneficiados por la subida de este miércoles en el índice español son los bancos, sobre todo los de tamaño mediano, con una exposición casi íntegra a España: Bankia (con subidas de doble dígito en los primeros minutos de la sesión) y Caixabank. También suben con fuerza la gestora aeroportuaria Aena, la firma de hemoderivados Grifols e Indra. Un mínimo alivio tras el batacazo de las últimas jornadas, en las que el selectivo ha encadenado algunas de las peores jornadas de su historia. Más allá de rebajar la presión sobre la deuda pública, el plan del BCE —como recuerda Markus Allenspach, jefe del área de renta fija del banco suizo Julius Baer— debería ayudar a reducir los costes de financiación de las empresas de la eurozona, beneficiando por tanto a las más endeudadas.
Tras el error de la semana pasada, cuando nueve palabras de Christine Lagarde -“no estamos aquí para reducir las primas de riesgo”– redoblaron la presión sobre la deuda de los países mediterráneos más golpeados por el coronavirus y dispararon sus primas de riesgo, sobre todo la italiana, el BCE hizo el miércoles por la noche lo que se espera de un instituto emisor. Como ocho años atrás cuando Mario Draghi se puso al frente de la cuadrilla de bomberos que sofocó el incendio de la deuda del sur de la eurozona. “Pidiendo retornos más altos [para la deuda italiana], los inversores complican la vida al Gobierno y pueden llevar a la crisis que ellos mismos temen. Ese incremento en las tasas [y en las primas de riesgo] es totalmente evitable: se necesita una institución que haga lo contrario y compre tantos bonos como sean necesarios para mantener bajos los intereses. En la eurozona, esa institución es el BCE”, escribía Olivier Blanchard, economista jefe del FMI, poco antes de que el banco central diese un paso al frente en la noche del miércoles. La semana pasada —cuando la artillería de Fráncfort se quedó muy corta— habría sido mejor que esta, como recuerda Wolfgang Müchau en Eurointelligence, una de las publicaciones diarias más influyentes en la ciudad del Meno y en Bruselas. Pero nunca es tarde.
“El Banco sigue más o menos el guion de la teoría monetaria moderna: los gobiernos deben gastar lo que sea necesario para fomentar el crecimiento y la productividad, y los institutos emisores están aquí para financiarlo a tipos ultrabajos”, subraya Allenspach en una nota para clientes. “No sabemos si alguien en la sede del BCE llamó por teléfono a Draghi, pero parece que han dejado de andarse por las ramas. Al menos por ahora”, apunta Carsten Brzeski, economista jefe de ING. “El nuevo programa es una respuesta contundente ante el tensionamiento de las condiciones financieras, especialmente el repunte de las primas de riesgo de los últimos días y ataja las dudas sobre la voluntad de actuación del BCE”, agrega Adrià Morron, del departamento de análisis de Caixabank.
En ese sentido, el anuncio de un plan de compra de activos —sobre todo, deuda pública, y algo de papel privado— de 750.000 millones de euros (equivalentes a casi el 6% del PIB del bloque del euro) no solo es, en sí, una buena nueva para los países y empresas que más sienten el aliento de los mercados; en la letra pequeña hay un mensaje adicional que ayuda a inyectar algo más de calma: el instituto emisor podrá decidir, sin ninguna clase de ataduras ni de equilibrios por países o tipo de activos, a qué dedica el dinero en cada momento. Manos libres, por tanto, para que el BCE pueda acudir al auxilio de los Estados miembros más presionados. Y respaldo para que las capitales —aunque la acción conjunta habría sido preferible a ojos de la mayoría de analistas— puedan poner en marcha paraguas millonarios que permitan mantener las constantes vitales de la economía (tanto de hogares como de empresas) mientras dure el confinamiento. Sin apenas tener que preocuparse por las condiciones que les imponga el mercado.
El Tesoro español coloca 5.000 millones a un interés mayor
El Tesoro Público ha captado este jueves algo más de 5.014 millones de euros en bonos y obligaciones del Estado, por encima del objetivo previsto, pero con un interés mucho mayor y empezando incluso a pagar en los bonos a tres años. El Estado de alarma por el Covid-19 ya está pasando factura a la deuda y habrá que esperar hasta la próxima emisión para que la acción del BCE cuaje en forma de menores intereses tanto para España como para Italia. (EP)
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