Exministro e ‘influencer’ del virus

Miguel Sebastián junto Li Keqiang en una visita del viceprimer ministro chino en 2011.Miguel Sebastián junto Li Keqiang en una visita del viceprimer ministro chino en 2011.ÁLVARO GARCÍA

Principios de marzo. Sol y buena temperatura. Entre las calles de Madrid corría invisible el coronavirus, aunque entonces aún sonaba a chino. El confinamiento, con las terrazas abarrotadas, resultaba todavía más exótico. En esos días, el exministro de Industria y Turismo con José Luis Rodríguez Zapatero, Miguel Sebastián, ya llevaba semanas analizando el SARS-CoV-2 y decidió salir de casa lo imprescindible. Desaconsejó a sus hermanas ir a la manifestación del 8-M y asustó a su prima, recuperada de un cáncer, para que no cogiera el autobús. En su entorno pensaban que estaba “completamente enloquecido” con el tema. El director del Centro de Alertas y Emergencias Sanitarias, Fernando Simón, repetía cada uno de esos días que los contagios estaban controlados. Sebastián se revolvía: “¡Cómo van a estar controlados si han entrado miles de turistas italianos!”. El también economista se ha convertido en estas semanas en lo más parecido a un gurú del virus. A través de Twitter analiza día a día los datos y hace pronósticos. Demandó el confinamiento y la hibernación de las economía antes de que el Gobierno los decretara. Pasó de alarmista a certero. Hoy es lo más parecido a un influencer en medio de la pandemia.

El día que el exministro vio confinar a un país de 1.400 millones de habitantes por 1.200 casos detectados se dio cuenta de que “no era una broma”. Estábamos a finales de enero y sus alumnos universitarios coreanos y chinos ya asistían en Madrid a clase con mascarillas. Por eso Sebastián no se muerde la lengua. Considera que la gestión de Simón ha sido “muy mala” y que debería haber dimitido una vez que se conoció la explosión de casos, acusa a la Organización Mundial de la Salud (OMS) de dar una respuesta “casi bochornosa” al inicio de la pandemia y lamenta el retraso en la actuación del Gobierno. Es crítico, pero también lo entiende. “Cómodamente desde casa algunos decíamos que había que confinar el país ya con 400 casos, pero hay que tener mucha determinación para confinar a un país entero si los técnicos dudan. Eso salva a cualquier Gobierno”, reconoce.

Las pandemias han marcado la vida de quien también fue candidato del PSOE a la alcaldía de Madrid en 2007. Su abuelo paterno murió en la gripe de 1918 y su madre falleció de sida en 1987. Empezó a hacer números en enero junto a un amigo suyo que vive en China y que vino en Navidades (aún no ha podido volver). La semana pasada, ante los buenos datos, pronosticó el día de cero contagios en España para el 2 de mayo, pero las variaciones en el parte diario del Ministerio de Sanidad por los distintos conteos de las comunidades autónomas ya le hacen dudar. “Ahora mismo estamos en un caos estadístico monumental”, asegura. Aún así, sigue pensando que a mediados de mayo se podría alcanzar ese día. “Si llegamos al caso 0 en mayo no veo por qué no podíamos estar ya en julio activando la economía, excepto en dos sectores: turismo y espectáculos”, augura.

El economista que vio venir el virus -“ha sido bastante peor de lo que me imaginaba”- pone, pese a todo, una nota de moderado optimismo frente a las consecuencias económicas. Sebastián cree que, si se evitan recaídas en la pandemia, la crisis económica podría ser acusada a corto plazo pero no duradera. “El mayor riesgo es que lo que es ahora una crisis de liquidez se convierta en una crisis de solvencia y que empiecen los cierres de empresas. Sobre todo es una crisis de oferta, hay que mantenerla para que cuando se reabra la economía”, apunta. El exministro también carga contra la respuesta de la Unión Europea. Ve un “serio peligro de que haya una reacción antieuropea bastante fuerte”, principalmente en Italia, si no toman medidas como que el Banco Central Europeo empiece a comprar deuda. “Tengo mis dudas de que se vaya a hacer. Entonces tendremos un lío en Europa”, apunta.

Sebastián envía cada día un informe con sus proyecciones a personas cercanas al Gobierno. Nadie se ha puesto en contacto con él, pero sigue a lo suyo. Habla con seguridad de un próximo “carnet de inmunización” en un futuro próximo para Europa y puestos a pronosticar, imagina un verano de playas abiertas, aunque sin turismo extranjero.

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