Casado defiende su estrategia entre la presión de Ciudadanos y Vox
El Gobierno trata de presionar a Pablo Casado y abrir grietas en el PP con una oferta de pactos autonómicos para la reconstrucción. El líder de los populares mantiene, de momento, su discurso, que vuelve a aproximarse al de Vox. Mientras, Cs, su socio preferente, trata de recuperar protagonismo erigiéndose en árbitro y varios barones del PP tienden la mano al PSOE, que ofrece la posibilidad de pactar presupuestos regionales sin el apoyo de la extrema derecha.
La oferta de Pedro Sánchez a Pablo Casado para buscar acuerdos autonómicos y municipales, “gobierne quien gobierne”, coloca al PP en un dilema conocido: el de arrimarse a o desmarcarse de las posiciones de Vox. Los populares gobiernan con los apoyos de Ciudadanos y del partido de extrema derecha en Andalucía, Murcia y Madrid. El partido de Inés Arrimadas ha adoptado un papel de árbitro, instando a Casado a sentarse a negociar los llamados nuevos pactos de La Moncloa, que el líder del PP desdeñó por considerarlos “un señuelo”. Y la formación de Santiago Abascal, cuya estrategia de oposición consiste en pedir la dimisión en bloque del Gobierno —“Paguen las nóminas y váyanse”—, acusa al presidente popular de comportarse “como el Santo Job” con el Ejecutivo.
Casado trata de navegar entre esas dos aguas. Por un lado, repite a Sánchez que “va a encontrar más lealtad en el PP que en sus socios de Gobierno”. Por otro, asegura que “la unidad no es garantía de que una pandemia se resuelva mejor” y que su deber es denunciar que “no hay nadie al volante”. En los últimos días, además, ha recordado que su partido “no solo lidera la oposición, sino que representa la alternativa”. Casado se postula para lo que pueda pasar. Fuentes del Gobierno creen que la estrategia de oposición dura del líder del PP obedece a su convencimiento de que el Ejecutivo puede llegar a caer, especialmente después de que hayan aflorado tensiones en la coalición.
Su discurso, como subraya la izquierda, vuelve a tener más similitudes con Vox, que con el que llamaba “socio preferente”, Ciudadanos. Así, tanto Casado como Abascal sostienen que Sánchez e Iglesias pretenden impulsar un “cambio de régimen” —hacia el “comunismo bolivariano”— con la crisis del coronavirus como excusa. Ambos acusan al presidente de exceder los preceptos del estado de alarma, asegurando que España vive un estado de excepción de facto y de minimizar la tragedia ocultando imágenes de morgues y féretros. Critican a Sánchez por “preocuparse más en protegerse que en proteger a las víctimas” (Abascal) y “poner el carro de la propaganda antes que los bueyes de la gestión” (Casado).
Corea del Norte
Y denuncian que el Gobierno intenta ponerles “una mordaza” con una “supuesta guerra contra los bulos”, pese a que representantes de ambas formaciones acuden a diario a un programa de nueva creación en Youtube para criticar la gestión de la epidemia. Esta semana, la número tres del PP, Ana Beltrán, aseguró en dicha emisión que España “cada vez se parece más a un régimen dictatorial como el de Corea del Norte”.
Sin embargo, la estrategia de Génova no coincide al 100% con la de varios barones regionales del PP. Sánchez propuso los pactos autonómicos y municipales después de que Casado le ganara el pulso por la llamada mesa de reconstrucción al reconvertirla en una comisión parlamentaria en el Congreso, donde la oposición gana protagonismo. El diseño de la misma que propone la portavoz popular en la Cámara, Cayetana Álvarez de Toledo, se parece más al de una comisión de investigación (sobre los errores cometidos) que a una de “reconstrucción” (sobre las medidas a adoptar en el futuro inmediato y a medio plazo para paliar los efectos económicos de la epidemia). Pero varios barones regionales, tanto en Gobiernos autonómicos como en la oposición, sí han mostrado su disposición a llegar a acuerdos con el PSOE, cuando no se han adelantado ellos mismos a proponerlos. Por un lado, el acuerdo ofrece a ambas partes, Gobierno central y regionales, la posibilidad de mutualizar errores en la desescalada si hay que dar marcha atrás, y por otro, la opción de pactar sin Vox unos nuevos Presupuestos para hacer frente a las nuevas circunstancias derivadas de la pandemia.
Debido a las excepcionales circunstancias, EL PAÍS está ofreciendo gratuitamente todos sus contenidos digitales. La información relativa al coronavirus seguirá en abierto mientras persista la gravedad de la crisis.
Decenas de periodistas trabajan sin descanso por llevarte la cobertura más rigurosa y cumplir con su misión de servicio público. Si quieres apoyar nuestro periodismo puedes hacerlo aquí por 1 Euro el primer mes (a partir de junio 10 euros). Suscríbete a los hechos.